Breve historia del empleo en Guatemala: 1961- 2020

LA CRISIS DEL EMPLEO DURANTE EL CAMBIO DE SIGLO

Introducción

El mercado laboral es uno de los mejores termómetros de la actividad económica nacional. Ello debido a que el crecimiento de la demanda y oferta laboral responden a diferentes factores económicos y no económicos que afectan a las empresas, sectores económicos y a la economía en general. Algunas de las causas que afectan a este mercado son el marco jurídico económico, el crecimiento en los mercados nacionales derivados de los cambios en los mercados globales, el impacto de las pandemias sobre la población, el impacto de las plagas y enfermedades sobre los cultivos, los cambios demográficos, la estructura económica del país, la calidad y cobertura de la educación y capacitación y la eficiencia del sistema de justicia, entre otros.

De esta forma, esta breve historia del sector laboral guatemalteco tiene el objetivo de servir como un medio para discutir sobre algunos de los factores que han estado afectando negativamente el crecimiento del empleo laboral y de la economía en el país. En particular se busca hacer una comparación entre el desempeño económico del país durante la segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del siglo XXI. Ello permitirá comprender qué regulaciones y políticas han favorecido la demanda de empleo formal y cuáles la han afectado negativamente.

Más competencia y menos trabajo

Una de las características principales del modelo económico desarrollista de la segunda mitad del siglo XX fue una mayor participación del Estado en la promoción de sectores económicos específicos. A partir de la década de 1950 los distintos gobiernos implementaron políticas y regulaciones para incrementar la generación de energía eléctrica, fortalecer la producción y agrícola del país, facilitar el acceso a recursos financieros para la inversión en nuevos proyectos productivos y para crear un mercado más amplio y seguro para las industrias centroamericanas (el Mercado Común Centroamericano). Además, a partir de la década de 1960 la estructura económica del país comenzó a desarrollarse como resultado del desarrollo de nuevos sectores económicos. Entre estos estuvieron la banca, el comercio de electrodomésticos y nuevos sectores industriales.

Estos cambios en el marco jurídico y en la estructura económica nacional favorecieron un crecimiento constante de la demanda de empleo forma. Como se observa en la gráfica 1, los sectores de la construcción, comercio y banca, minas, industria y electricidad fueron los principales generadores de afiliados al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) en esta época. Al mismo tiempo, el sector agrícola fue reduciendo su participación relativa en la generación de empleo formal. Esta tendencia en el sector agrícola se agudizó con la crisis del algodón en la década de 1980.

La década de 1980 fue un parteaguas para el modelo económico desarrollista en Guatemala. Llamada la Década Perdida, estos años estuvieron caracterizados por crisis petroleras causadas por las guerras en el Medio Oriente, la contracción del crédito internacional, una constante crisis fiscal, el desprestigio de los modelos económicos planificados desde el estado -tanto los modelos desarrollistas capitalistas como los socialistas- y el desprestigio de la imagen internacional del país debido a la continuidad de la guerra civil.

Los años posteriores a la Década Perdida no han sido particularmente sobresalientes. Como se observa en la Gráfica 1, la economía nacional se recuperó del crecimiento negativo de los años ochenta (en este caso el sector laboral), pero con tasas de crecimiento más bajas que durante la segunda mitad del siglo XX. Esto se debe a que la economía nacional no se adoptó completamente a mercados internacionales abiertos y competitivos.

Fuente: Elaboración propia con base en datos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).

Baja productividad, alta informalidad

Este crecimiento en la demanda del empleo ha sido problemático para el desarrollo económico de Guatemala. Un primer problema ha sido que el marco jurídico laboral guatemalteco no ha permitido la suficiente flexibilidad para que el mercado laboral se ajuste a las necesidades de los distintos sectores económicos del país, particularmente aquellos que enfrentan mayores niveles de competencia de sectores extranjeros. Ello ha ocasionado que el costo del recurso humano en Guatemala, vis a vis el mismo tipo de recurso en otros países, sea más costoso y, por tanto, menos atractivo para la inversión. Un segundo problema es que las políticas y regulaciones relativas a la educación formal y a la educación vocacional y capacitación en las empresas no han estado enfocadas ni en facilitar la generación de conocimientos y habilidades para que el sector laboral del país se pueda ajustar fácilmente a las necesidades de la economía del siglo XXI, ni tampoco para satisfacer la demanda nacional de habilidades de los sectores económicos existentes.

Estos dos factores han contribuido a que el sector laboral formal demande trabajo solo para la minoría de las personas en edad de trabajar en Guatemala. Como se muestra en la Gráfica 2, la última década ha estado marcada por un relativo estancamiento de la cantidad de afiliados al IGSS, tanto en términos brutos, como relativo a la población ocupada. Solo el 20% de los trabajadores como porcentaje de la población ocupada están afiliados al IGSS. Ello quiere decir que en la última década el 80% de la población ocupada ha estado en la informalidad, en términos de cumplir con obligaciones de seguridad social.

Por su parte, la población ocupada ha mostrado una tendencia errática en la última década. Estos movimientos dependen de cambios demográficos en el país ocasionados por tasas de natalidad, mortalidad, migración e incluso criminalidad. Pero el punto de esta breve historia no es expandir en las formas en que estos factores se interrelacionan y el peso relativo de cada uno en las tendencias del mercado labora. El punto es reconocer que las empresas nacionales no tienen la capacidad de aumentar el nivel de empleo formal en el país. Ello a pesar del crecimiento de la cantidad de personas en edad de trabajar.

Fuente: Elaboración propia con base en datos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) y del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Más costosos, menos transables

La estructura económica del mercado laboral se ha ajustado a los costos de producir en Guatemala. Como se ve en la Gráfica 3, la participación de los empleados agrícolas e industriales ha caído como porcentaje del total de empleados afiliados al IGSS. Al mismo tiempo, la participación de empleados afiliados al IGSS ha crecido para los sectores de servicios, comercio y banca y seguros. Ello nos permite entender la evolución de la estructura económica del país. Mientras que los principales sectores transables del país -es decir, aquellos que producen bienes que pueden ser vendidos en los mercados, especialmente internacionales- han aumentado su contribución al producto interno bruto del país, ello ha estado inversamente relacionado con su capacidad de crear nuevos empleos formales. Esto quiere decir que estos sectores, posiblemente como resultado de la competencia internacional, han incrementado su eficiencia y reducido su demanda de mano de obra por unidad producida.

Sin embargo, la participación de los empleados de sectores no-transables -aquellos que producen principalmente servicios que no se pueden vender o revender- en el IGSS ha aumentado, particularmente desde la década de los ochentas. Esto indica que estos sectores han estado creciendo y son más intensivos en mano de obra que los sectores transables formales. Ahora, el crecimiento de este tipo de empleos se enfrenta al riesgo del incremento de la automatización en las áreas de servicios debido a avances tecnológicos como la nueva tecnología financiera -fintech-, las plataformas en línea y la posibilidad de hacer trámites en línea de forma automática, entre otros.

Fuente: Elaboración propia con base en datos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).

El futuro del empleo y la necesidad de modernizar el mercado laboral guatemalteco

Las restricciones nacionales al mercado laboral guatemalteco van a seguir afectando negativamente la demanda de empleo formal, mientras todo lo demás se mantenga constante. Sin embargo, el creciente conflicto entre los gobiernos de la República Popular de China y de los Estados Unidos de América y los efectos globales de la pandemia del COVID-19 van a tener impactos importantes en los mercados laborales de todo el mundo. Ello debido a que la política comercial estadounidense está enfocada en desligarse de su nivel de dependencia actual de los mercados chinos, al mismo tiempo que su política industrial está enfocada en incrementar la producción nacional. Se espera que este cambio en la estructura comercial de las dos economías más grandes del mundo tenga un impacto en modificar las cadenas de valor internacionales. Es posible que la menor dependencia de los productores y mercados chino genere incentivos para que la economía estadounidense se reenfoque en otras regiones, como podría ser América Latina

Además, la pandemia está jugando un papel en acelerar la tendencia a la automatización del trabajo en sectores de servicios. Las plataformas digitales y la inteligencia artificial están reduciendo la demanda de trabajo en las áreas de servicios y están facilitando el teletrabajo. Sin embargo, este tipo de trabajo también presupone retos para el país: contar con un marco legal que lo regule y sistemas de incentivos que mantengan o aumenten la productividad del trabajo fuera de la empresa.

El crecimiento de la oferta laboral, el estancamiento de la demanda de empleo formal, el bajo nivel de productividad del recurso humano del país y la inflexibilidad que le impone el marco jurídico han tenido un creciente papel en disuadir la generación de nuevos empleos formales desde la década de 1970. Las válvulas de escape han sido la economía informal, la migración hacia los Estados Unidos de América, las actividades criminales y en menor medida el desempleo. Al mismo tiempo, los intentos para flexibilizar el mercado laboral se han topado con el rechazo de distintos sectores del país. En este sentido, la imposibilidad de llegar a acuerdos para modernizar los mercados laborales nacionales ha generado que el futuro del empleo de Guatemala no esté en sus manos.

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